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Bonsai, un arte milenario

Villa María, domingo 11 de noviembre de 2001

BONSAI, un arte milenario que multiplica su vigencia .




Cristina de Mir, Rubén Bonetto y Aldo Giraudo.
Villa María cuenta desde hace siete años con la asociación “Amigos del bonsai y flora nativa”. Pasiones de minoría, aducirían, pero en realidad ya dejaron de ser unos pocos para instalar la acción en un número importante de personas. “Lo que hacemos en miniaturizar un árbol” sostienen argumentando una actividad que no cuenta con fecha precisa de su nacimiento, pero sí se sabe que es milenaria y sus orígenes se remontan a la lejana China, para trasladarse posteriormente a Japón. “Este, el de los bonsai, es un mundo absolutamente apasionante, sólo basta descubrirlo. Trabajamos para las futuras generaciones, nosotros disfrutamos de la tarea que nunca se acaba de aprender, pero siempre pensando en los beneficios que ella promueve. Se desarrolla el conocimiento, la técnica y la paciencia” sintetizan unos y otros. Cerca de medio centenar de personas se juntan todos los martes a las 21 en el Centro Cultural Municipal. De todas las edades llegan con su arbolito ‘bajo el brazo’. Cambian opiniones, se apasionan y observan hasta el mínimo detalle. Tres de ellos dialogaron con EL DIARIO y contaron sus experiencias. Rubén Bonetto es el presidente desde hace seis años, Cristina Mir otra activa colaboradora y Aldo Giraudo uno de los más antiguos de la ciudad en dichas lides. Este último comenzó hace 22 años. No sin humor rescatan que el presidente Fernando de la Rúa también se involucra con los bonsai “por eso lo de su paciencia” Entre los principales referentes a nivel nacional se encuentra Marita Gurruchaga, ella estará en Villa María los próximos los días 16, 17 y 18 del corriente en la exposición que la institución organizará en el Centro Cultural en la fecha referida
Rubén Bonetto :“Los Amigos del Bonsai, que concurrimos siempre, somos 43 personas, pero contabilizando toda la ciudad se puede estimar en un centenar los cultores. La mayoría pasó por la institución, muchos cuando ya aprenden la técnica básica, vienen esporádicamente. Anualmente se concreta un curso. Apuntamos a crear conciencia sobre la naturaleza, conocer cada especie, pero además es una linda excusa para fomentar amistad. Se promueve el bonsai como un factor aglutinante. Observando las plantas se aprende mucho”. “Todo precisa de una técnica, ésta tiene que ver con factores disímiles, la planta se puede lograr a través de: semillas, gajos, esquejes, se recolectan árboles ya hechos bonsai por la misma naturaleza y luego se controla su crecimiento. No se lo maltrata, todo lo contrario. Solamente se lo miniaturiza. Esto tiene cientos de años”. ¿Qué disparador despertó la curiosidad de incursionar en la materia? “Digo que pasé por etapas distintas de mi vida, hasta un momento todo se centraba en trabajar y trabajar. Esa era la faz comercial y, gracias a Cavallo, en el ‘94, que hizo que trabajando me fuera muy mal, me ayudó a volcarme a otra cosa. Encontré el bonsai y con él otra perspectiva vivencial. Pasó a ser una terapia increíble. Te enseña la importancia de la paciencia, de saber esperar, de valorizar la sombra, el agua, esas cosas que parecen tan simples pero vitales. Se potencializa una valía del tiempo y de lo que te aporta la naturaleza”. “Hemos logrado que a través del Concejo Deliberante se declare ‘Arbol Nativo’, es decir protegido, al algarrobo. Quedó prohibido su extracción. Nuestra zona es de ‘espinal’, con chañares, talas, algarrobos, todos originales de este suelo” Una excelente inversión del tiempo “Gran parte de los logros que hoy tenemos se lo debemos a (Aldo) Giraudo que durante años se encargó de tener plantas preparadas para regalar a los clientes que iban a su tornería (Rucci 350) e introducirlos en el metié. Gracias a él, y otros que hicieron sus aportes, varios nos iniciamos y continuamos dándole difusión. La ventaja del bonsai es que se puede hacer solo, a cualquier hora, no cuesta nada y la edad no condiciona en absoluto. Se acercan chicos de 10 años hasta algunos mayorcitos de más de setenta. También apuntamos a darle valor a la flora nativa y rescatar los autóctonos, generar conciencia en que se planten variedad que son de esta geografía, no se enferman, no los tira el viento. Recomendamos para la reforestación, algarrobos, acacias, la cinacina, de estos últimos quedan pocos. Encontramos muchas alternativas lindas y que son originarias del lugar”.
En Argentina se tienen datos que el bonsai comenzó a expandirse en los primeros años del sesenta, no obstante y con anterioridad, ya existían activos en la materia. Lo que hacían nuestros abuelos de poner árboles en macetas también eran bonsai. “En Buenos Aires existe un mercado comercial con otras características, vas a un vivero y te encontrás con arbolitos que se venden hasta en 20.000 dólares. Es un regalo de lujo. De la Rúa es uno de los que hace bonsai, por eso siempre decimos con humor, tranquilo que hay que esperarlo”.
Aldo Giraudo: Cerca de trescientos bonsai tiene en su casa. Los compañeros lo señalan como uno de los precursores, aunque él se encarga de nombrar a otros que lo precedieron. No omiten decir que gracias a su perseverancia y entrega creció dicha tarea en la ciudad. Su tornería fue casi una escuela en la materia. “En Argentina comienza a conocerse la citada técnica luego de la Segunda Guerra Mundial, de Japón pasó a Europa y más tarde a Estados Unidos. La primera exposición de bonsai en Occidente fue en 1790. En los templos chinos se hablaban árboles de ochocientos años. En realidad un bonsai precisa de muchos años, pero muchos, casi no se termina nunca. La base se hace en cuatro años, pero luego viene el mantenimiento. Para mí ha tenido una gran influencia, hice de todos los deportes hasta el ’78 en que descubro el milenario arte”. ¿Cómo se inició? “Un día llega a la tornería un matrimonio de Buenos Aires. La esposa hace un comentario sobre un palo borracho que tenía en una caja de batería, explicando que sería lindo poder hacer un bonsai con el mismo. Le pregunté qué era eso. Ahí comenzó lo que nunca más se detendría. Alguien me regala un libro sobre los métodos y pronto se transformó en locura. A los pocos meses me pasé en el abono químico y me quedé sin plantas, y a empezar de nuevo. Yo le lavaba las raíces. Es más lindo trabajarlo desde la misma semilla”. “Y así recolecté cientos de árboles. A mis clientes le hablaba (y hablo) del bonsai. Varios fueron los que empezaron. El más antiguo que tengo está por los 22 años. Es un palo borracho. Dicen que una de las especies más viejas es el Gingo Biloba que proviene de la época de los dinosaurios. Se descubrió en China” De estilos y otros cortes... “Hay cinco estilos clásicos de trabajo: Recto formal, recto informal, inclinado, cascada y semiscascada, más las derivaciones de cada uno. Siempre es importante mantener el formato que le da la naturaleza. Se mantiene la estructura de la planta pinzándolo (cortándole la puntita del retoño). Se los poda permanentemente. Es una pasión y así debe interpretarse”.
Cristina de Mir: Son muchas las variedades que ostenta, empezó hace diez años y además prepara dulces caseros (Confituras Nono Mateo). “Lo natural tiene otro sabor” cuenta, mientras repasa una a una sus plantas. Una tijera, alambres de cobre, un alicate, un tenedor y muchas ganas (y conocimiento) son los elementos con los que opera ramas y hojas. “Uno, con el bonsai, se ilustra sobre la flora que nos rodea, vas por la calle observando qué planta es cada una. Comienza a ver distinto la variedad del verde. Me paso muchas horas del día regándolos, cuidándolos, controlándolos. Mi esposo me ayuda y nos insume varias horas por día que las aprovechamos gustosos. Hay que ponerles abono, cambiarles la tierra, determinar que la humedad sea la justa. Es básico cuidarlos de los bichitos (pulgones), que en pocas horas te pueden acabar con un trabajo de años. El abono es importantísimo. Una planta bien alimentada seguramente estará sana. Como las personas”. La quebradura de un gajo requiere de destreza, y coinciden en señalar que, para aquellas plantas que quedan en el patio, uno de los peligros son los gatos cuando pelean. “Siempre decimos a quienes empiezan que no sólo busquen un arbolito lindo sino que aprendan la historia de dicha especie”.
MIGUEL ANDREIS

Fuente:www.eldiariocba.com.ar/anteriores/2001/noviembre